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Cuidados

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En el mes de marzo la perra tuvo su último celo, y venía con complicaciones: no paraba de sangrar y cada vez era más abundante, así que ella llamó a un amigo veterinario; la cosa no pintaba bien, había que llevarla ya a su veterinaria. Se programó la operación para el día siguiente, 7 de marzo, por la tarde. La vaciaron y aun así salió andando de la clínica hasta su casa: La peor parte vendría cuando se le pasaran los efectos de la anestesia, cosa que ocurrió a las dos de la madrugada cuando les despertó un aullido que traspasaba el alma. Él le puso la inyección que le habían dado con tal propósito; él había pagado la minuta, él se durmió al instante. Ella estuvo en un duermevela hasta la mañana siguiente. El 8 de marzo se pararon todos los relojes, para ella y para su perra iba a ser un día duro. Él se fue a trabajar, y dejó dicho que no vendría a comer y que sus compañeras le esperaban para los preparativos de la mani. La manifestación del 8 de marzo, día de l

Cadaqués

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Era su primer sueldo y olía a verano, así que, con su novio de entonces lanzó una moneda al aire y salió Cadaqués. Ella llevaba la tienda de campaña, una máquina de fotografía, las provisiones y el ligero equipaje, él llevaba el coche y un mapa; no necesitaban nada más. Tenían previsto el día de salida, el de vuelta cuando escaseara el dinero; así era su vida entonces, así sigue siendo ahora. Primera parada Museo Dalí en Figueres, segunda parada aseo personal y desayuno en Girona, tercera parada Verges en fiestas (No vieron a Lluis Llach pero el señor del bar les dijo que su padre era ése que estaba jugando a las cartas). Carretera serpenteante por la costa y en la última curva Cadaqués estalló ante sus ojos, y menos mal que ése era su destino porque allí parecía que acababa el mundo. Echaron un vistazo al pueblo: cuatro restaurantes con vistas al mar que no se podían permitir y un pequeño colmado que iba a ser su principal fuente de abastecimiento. Se permitieron e

Puf era un drac màgic

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Puf era un drac màgic Aprovecharon la doble circunstancia de huir de las Fallas y asilarse en casa de un@s amig@s exiliad@s económic@s en Londres para conocer la ciudad del underground, o lo que quedaba de ella. Vieron todo lo que les dio la gana, y el único objeto de discordia diaria se encontraba en si coger el metro o el autobús. Ella quería siempre coger el metro porque pasaba cada dos minutos y era su particular venganza hacia la FGV, y también por el morbo que le producía encontrarse bajando las escaleras de la mismísima “Un hombre lobo americano en Londres”, además porque cada día se renovaban los preciosos conciertos improvisados por bandas variopintas y porque allí había color; un lujo al alcance del bolsillo. Él, sin embargo, prefería el bus porque así podían ver la ciudad, y por ese gesto romántico pero poco práctico de subir en un double decker; también insistía en que el C10 les dejaba prácticamente en la puerta de casa cuando volvían doblaos de algún pub.

Dolor y Gloria

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                                                                                                                                             Dolor y Gloria La heroína fue inventada por Bayer en la primera mitad del siglo XX para contrarrestar los efectos adictivos de la cocaína; de ahí su nombre. Ambas drogas eran legales en aquella época, así que podeis imaginar su grado de pureza. En la década de los 80 Rafa murió del jaco. La última vez que volvió al barrio pasó por la tienda y compró no sé qué tontería que le pareció muy barata; mi padre y yo, sin necesidad de mirarnos comprendimos lo perdido que estaba. El barrio de Campamento en aquellos años era un  lugar inhóspito y monocolor en el que algun@s jóvenes habían encontrado el sentido de su existencia en el caballo. El barrio tenía el parque del Gran Teatro, que había sido el cine de mi infancia algunos fines de semana de programa doble. Éste parque era el lugar donde habitaban l@s yonkis, hasta que poco a

Paris-Génova

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En junio de 2001 la Cumbre de Jefes de Estado del G8 se reunía en Génova para confirmar, una vez más, su hegemonía sobre el Planeta; el Movimiento Antiglobalización, alentado por la respuesta obtenida en Seatle, se preparaba para una Contracumbre. Desde Valencia se organizó un autobús con más entusiasmo que información; sabíamos que se suspendían los acuerdos de Schengen, por lo que era necesario tener el pasaporte en vigor. Sabíamos también que los Black Bloc no formaban parte de la organización, y que los Tutti Bianchi iban a ser su antítesis desde la No-violencia.  Pero nadie sabía lo que iba a pasar realmente, nadie pensó que estaba a punto de tener lugar el punto de inflexión de la Antiglobalización, nunca nos creímos tan peligrosos, nunca habíamos vivido un estado de excepción, nunca conocimos tan de cerca la fragilidad humana. Salimos de allí por los pelos, en la radio del bus entendíamos que los carabinieri estaban asaltando la sala de prensa en aquel mis

Año Nuevo

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Año nuevo El día de Nochevieja apareció por L’Ateneu Russafa un joven cocinero del Bután que, aunque no hablaba castellano, se expresaba muy bien en los fogones. Como no sabíamos dónde estaba el Bután ni conocíamos su gentilicio, le llamábamos  butantito. Así se decidió celebrar una cena con cocinas del mundo; además de la senegalesa, la materia prima para la asiática provino, ironías del destino, del primer supermercado chino del barrio. Se preparaba una gran velada de disfraces y comidas exóticas, y como Candela y yo no teníamos ganas de celebrar nos fuimos a su casa a cenar. Hacía pocos días que se había producido la matanza de Acteal, en Chiapas, y decidimos reivindicar por nuestra cuenta recorriendo el barrio en noche cerrada y lluviosa, con un libro del Sup Marcos y un paragüas. En Año Nuevo las paredes del barrio hablaron. “Vale, salud, y recuerden que la esperanza es como una galleta, de nada sirve si no se lleva adentro”. PD; Hoy, López

Bajo una manta de estrellas. (Publicado en el Especial Navidad de Papenfuss) *Ampliado.

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Bajo una manta de estrellas Aquellos gatos marroquíes eran el doble de grandes que un gato común europeo; sólo entendían su hambre y esperaban la llegada de la noche para colarse por las ventanas de lo que una vez fueron los lavabos de lo que una vez fue un hospital colonial francés. Aquellos gatos salvajes miraban fijamente a los ojos y sólo cabía volver a la habitación en franca retirada y agradecer por no tener comida que pudiera atraerles cerca. Era la noche del 31 de diciembre de 2015 y esperaban para ser repatriados en ambulancia a Valencia desde Er-Rachidia. Él se había roto seis costillas al caer desde un camello en plena hamada, mucho antes de llegar a las dunas del desierto de Merzouga, donde iban a pasar una noche bajo las estrellas que alumbrarían un nuevo año, un nuevo horizonte; teniendo como anfitriona a la tribu nómada de los Gnawa cuyos antepasados habían sido esclav@s negr@s del Pueblo Amazig y que eran célebres por su sincretismo musical. El f