Cuidados
En
el mes de marzo la perra tuvo su último celo, y venía con complicaciones: no
paraba de sangrar y cada vez era más abundante, así que ella llamó a un amigo
veterinario; la cosa no pintaba bien, había que llevarla ya a su veterinaria.
Se
programó la operación para el día siguiente, 7 de marzo, por la tarde.
La
vaciaron y aun así salió andando de la clínica hasta su casa: La peor parte
vendría cuando se le pasaran los efectos de la anestesia, cosa que ocurrió a
las dos de la madrugada cuando les despertó un aullido que traspasaba el alma.
Él
le puso la inyección que le habían dado con tal propósito; él había pagado la
minuta, él se durmió al instante. Ella estuvo en un duermevela hasta la mañana
siguiente. El 8 de marzo se pararon todos los relojes, para ella y para su
perra iba a ser un día duro.
Él
se fue a trabajar, y dejó dicho que no vendría a comer y que sus compañeras le
esperaban para los preparativos de la mani.
La
manifestación del 8 de marzo, día de la mujer y últimamente reivindicativa de
la política de cuidados estaba siendo un éxito porque el mensaje había dado en
el clavo. Si de algo sabemos las mujeres de clase obrera es de cuidar, de darse
a l@s demás de manera altruista: trabajo de producción y reproducción no remunerados,
es lo mismo que decir no valorados. Las mujeres somos quienes sustentamos la
vida en el planeta. Por eso se dice “Si nosotras paramos, el mundo se para” y
por eso se hizo la Huelga. Hacía falta empezar por algo.
Ella
pasó el día contando las horas para darle los calmantes y antibióticos a su
amiga de cuatro patas, y era horrible porque no quería comer por el dolor y las
pastillas para el dolor estaban en la comida.
A
medida que avanzaba el día, la perra iba recuperándose, y para la hora en que
comenzaba la manifestación se animó a comer algo.
Ella
no encontró en aquel momento una sororidad más fuerte que aquella.
Fotografía: Casco Viejo de Bilbao
@Crisangu72
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