Puf era un drac màgic
Puf
era un drac màgic
Aprovecharon
la doble circunstancia de huir de las Fallas y asilarse en casa de un@s amig@s
exiliad@s económic@s en Londres para conocer la ciudad del underground, o lo
que quedaba de ella.
Vieron
todo lo que les dio la gana, y el único objeto de discordia diaria se
encontraba en si coger el metro o el autobús. Ella quería siempre coger el
metro porque pasaba cada dos minutos y era su particular venganza hacia la FGV,
y también por el morbo que le producía encontrarse bajando las escaleras de la
mismísima “Un hombre lobo americano en Londres”, además porque cada día se
renovaban los preciosos conciertos improvisados por bandas variopintas y porque
allí había color; un lujo al alcance del bolsillo.
Él,
sin embargo, prefería el bus porque así podían ver la ciudad, y por ese gesto
romántico pero poco práctico de subir en un double decker; también insistía en
que el C10 les dejaba prácticamente en la puerta de casa cuando volvían doblaos
de algún pub.
Era
una discusión cotidiana y divertida.
Su
amiga Candela libraba el jueves y tenía ganas de celebrar con ell@s la alegría
del reencuentro fuera de los circuitos oficiales del turismo al uso, tras un
breve repaso al mapa se decidieron por una zona que a l@s tres les sonaba, pero
es que todo les sonaba.
Pasaron de largo por edificios de oficinas inmensos,
atravesaron en la oscuridad por debajo de un tétrico puente al final del que se
divisaba un atisbo de civilización; se lanzaron de cabeza y resultó ser un pub
irlandés atestado hasta la campana porque había partido de fútbol, pero eso no
era todo: subiendo unas escaleritas pegadas a la pared se aparecía un pequeño
restaurante Thai donde también se podía ver el partido pero en absoluta paz y
con la promesa de una cena conocida y exótica a la vez.
Cuando
bajaron de nuevo al pub el partido ya había terminado y la gente empezaba a dispersarse, pero el irlandés insistía en que tomasen una ronda al tiempo que
le decía a ella:
-You
are irish woman.
Acabaron
bailando canciones de los Clash, de los Ramones, y de todo el repertorio entre rondas de chupitos y exaltaciones de amistad.
Cuando
llegó el momento de volver a casa y salieron a la calle vieron en la acera de
enfrente una marquesina de autobús, no podía ser: el C10 pasaba por allí.
De
pura alegría él y Candela se pusieron a cantar “Puf era un drac màgic que vivía
al fons del mar, però com s’aborria molt eixia fora a jugar…”
Llegó
el bus, y, un chico que les había pasado desapercibido en la parada les despidió diciendo:
-Salut, companys.
-Salut, companys.
Y es que, algunas veces, las noches de Londres son mágicas por naturaleza.
Fotografía: @Crisangu72
Es más fácil encontrar a un vecino en Londres que no en tu barrio. Bonito paseo nocturno por las calles y los pubs británicos. Me hubiera gustado saber a dónde les llevaba el C10. Un placer leerte.
ResponEliminaPD: Parece que se insinúe que los Ramones son ingleses...
Hola, Rafalé. Muchas gracias por tu comentario. Quise hacer un textito amable y sin muchas pretensiones.
EliminaEl C10 es como el autobús noctámbulo, se aparece cuando haces un hechizo Lumos.
PD: Gracias por la puntualización.