Lo pasado es el prólogo

 



Hasta aquí esta etapa de mi vida, cincuenta y un años, cincuenta y un textitos.

¿Valió la pena? Yo diría que sí. No pienso necesariamente igual que mi yo de otros tiempos acerca de algunos de estos textitos que aquí se recogen, pero no me arrepiento de ninguno, todos fueron necesarios y alguno hasta es bueno. Me siguieron de partes del Planeta que desconocía, eso también estuvo bien.

Me publicaron un par de ellos y, oye, que gané un premio.

Hubo algún intento de publicación pero no cuajó, el ilustrador tenía un nombre y su marchante cuidaba de su reputación: yo no tenía un nombre, tal vez fue mejor así, disfrutar del anonimato ahora me parece una ventaja.

El título de este final no es mío, no sé de quién es, pero me parece apropiado. Cerrar un ciclo, aprender de los fracasos para que no lo sean tanto y celebrar los aciertos. Creo que es lo más apropiado.

Ayer compré una plantas y tierra, las tengo en el balcón y me están llamando para que les dé su lugar.

Fue un placer.

Salut.

Cris.

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