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¿Solo uno?

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  Noche de San Juan en la playa, comida en abundancia, da gusto, ensalada marinera, Maruja presente, pisto, empanada, ensaïmada de sobrasada, tarta de manzana y tarta de queso, miel sobre hojuelas. Salta siete olas y lávate la cara. Toni, querido. Gin tónic de buenas noches, plácido. Amanecida en la playa, paseo por la orilla y almuerzo en El Perelló, mercado, ajos son de ley. Pijama de verano monísimo. Tiempo muerto, tiempo pesado de sol injusto, calor, descanso merecido, brisita marina, ruido de cubiertos ajenos, sueño vacaciones y tengo pesadillas. Debería haber hecho la prueba de francés, no llego a tiempo, imponderables, fatiga, menudas gaviotas, una cerveza? Un deseo? En el límite del bien. Quién sabe realmente? Gabriel, mi familia, mi carne, Pilarín presente. Siesta, vigilia, textito recién parido, comida de sobras, la mejor. Amplío horizontes cercanos. Esto sí es casa. No sé la suerte que tengo. Sí sé. No quiero perderla.   Ahora vuelvo a la senda que me atiende c

Curriculum Vitae

Imatge
      Se había dicho a sí misma que se haría anarquista en cuanto terminara de leer El tiempo amarillo, de Fernando Fernán Gómez y estaba dilatando el momento debido a la convocatoria de elecciones para la inminente primavera. No sabía muy bien por qué, tal vez por cierta resistencia a aceptar el hecho de que ya no reconocía la figura de su Secretario General como principio de autoridad competente y delegativa de su voto. El posicionamiento de su partido frente a situaciones en materia de política geoestratégica como el Sáhara o Ucrania la habían decepcionado tanto como el resultado del Referéndum de la OTAN en su momento. Sin embargo no perdía de vista el aumento exponencial de la derecha en cualquiera de sus versiones, azul o verde, preguntándose una vez más acerca de lo oportuno del voto útil como cordón sanitario (expresión popularizada y para su gusto poco acertada) al crecimiento de la sinrazón. Había dado todas las batallas desde su más tierna adolescencia: desde las movil

Filias

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  Había quedado a comer en casa de su prima Eva el mismo día en que le daban los resultados de los últimos análisis. Un arroz de les Riberes de Turia regado con agua mineral, como todo desde hacía seis meses en que se habían disparado varias alarmas de su organismo y se hacía necesario seguir una dieta rigurosa. Comieron en petit comité y al café, su prima les tenía reservada una pequeña sorpresa: habían vendido ya el piso de su madre y quería que las cosas que quedaban disponibles permanecieran en la medida de lo posible, en la familia, así que de un respingo se plantaron en la calle Caravaca de la Cruz por última vez. Ella nunca recordaba en qué planta estaba el piso, así que preguntó y ya nunca más lo olvidaría. Las ironías de la memoria como las del destino a veces dejan un sabor amargo. Al llegar a casa dejó todas las cosas en el pasillo y descansó brevemente. Meditó. Sonó el teléfono, era su Médica de Cabecera informándole de los resultados del análisis de sangre: todo,

365 días

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  Desechar lo que no me aporta, centrarme en mí misma, poner el foco en lo importante, tratar de no caer en equívocos, no esperar nada de nadie más de lo que espero de mí. Aprender a construir las bases sólidas lleva su tiempo, pero si estoy centrada en las metas que quiero conseguir el camino es más liviano y agradable. Practicar yoga me da paz interior, meditar me conecta y me hace tomar consciencia del momento presente y si hago balance de los últimos diez años he de decir que el camino continúa donde lo dejé hace casi esos mismos diez años. Parece una paradoja vital en cierto sentido, pero es totalmente al contrario: el círculo se completa, no hay contradicciones sino la conexión lógica tras una interrupción un poco prolongada. Es mi paciencia la que habla, mi recobrada paciencia y mi sueño el que anuncia que ya basta por hoy, que si he sobrevivido hasta ahora debe haber alguna razón más allá del sufrimiento y hay que ayudarla a brotar como a las caléndulas que plantaré a fin

De la ausencia y de ti (Escrito para Gabriel el 19 de noviembre de 2022)

Imatge
    “Y decirte que todo está igual: La cuidad, los amigos y el mar, Esperando por ti.”   Me decías de niña que era la hija que no habías tenido; que si tu hija hubiera sobrevivido al nacer ahora tendría una prima con la que jugar. Nunca llegué a saber lo hondo que era tu pesar, tu vacío, porque entre todos llenábamos sin saberlo ese espacio. Eras mi Madrina y la de Sergio y ahora ya no estáis ninguno de los dos y cada vez cuesta más llenar las ausencias que me han conformado como persona y, simplemente seguir adelante.   Había cogido ayer unas flores mediosilvestres y tenía encendida una velita de agua sin saber nada, porque sí, porque me apetecía. Ahora se han tornado un altarcito en la distancia, esa que mantuve últimamente porque quería, necesitaba recordarte llena de vida, dándote a los demás, riéndote de tanto y de tantos como te daba la gana.   Tenías la misma enfermedad que la abuelita Pilar y la misma que probablemente heredaré, así que juego con ventaja, tí

Sin miedo ya a los fantasmas

Imatge
  Tuve que renunciar al más bello de mis sueños y abrazar a la sinrazón como a una hermana para encontrar una voz propia, cansada ya de tanto mimetismo. Esta noche, más de quince años después, puedo sostener un libro entre mis manos sin temor a que me tiemble la voz o se me quiebre el corazón por los amores perdidos, los que nunca fueron verdad. Escribo en este breve lapso de tiempo a la espera de que mis conexiones neuronales vuelvan a unirse; ya sin vino ni rosas, pero también ya sin espinas. El día ha sido plácido y productivo, su noche lúcida. Los libros nuevos, propios en la elección y sin la carga de las dedicatorias que tornaba imposible su lectura. Doy largos paseos sin la urgencia de la competición que parece haberse instalado ya definitivamente en cada fragmento de humanidad. Las sociedades enfermas solo pueden dar el fruto que las califica. Y lo peor está aún por llegar, pero llegará, indefectiblemente, cargado de anhelos y servidumbres malograd@s. Como contrapun

Confluencias

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  -Menuda semanita- pensó mientras metía la llave en la cerradura de su nueva casa; la que hacía número trece y que esperaba fuera la definitiva. Había sido nómada sin proponérselo a lo largo de toda su vida, en su cabeza sonaba la canción de Franco Battiato “caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo, la encontrarás al final de tu camino”. Una vida no exenta de sinsabores, pero también con no pocas etapas plácidas y felices. Había conocido el amor y el placer juntos y por separado y ahora que ya tenía en la mirada más cercana la contemplación de la vida que su participación activa, había decidido, sin embargo, enfrentarse a un nuevo proceso de decoración para poder llamarlo hogar. Atrás quedaban meses de interminable reforma y un largo y tórrido verano que no hacía mas que confirmar cada día con inexorable exactitud el cambio climático tantas veces advertido por la comunidad científica, tantas veces ninguneado. Se propuso comenzar por abastecerse de los útiles necesarios