¿Solo uno?
Noche de San Juan en la playa, comida en
abundancia, da gusto, ensalada marinera, Maruja presente, pisto, empanada, ensaïmada
de sobrasada, tarta de manzana y tarta de queso, miel sobre hojuelas. Salta
siete olas y lávate la cara. Toni, querido. Gin tónic de buenas noches,
plácido.
Amanecida en la playa, paseo por la orilla y
almuerzo en El Perelló, mercado, ajos son de ley. Pijama de verano monísimo.
Tiempo muerto, tiempo pesado de sol injusto,
calor, descanso merecido, brisita marina, ruido de cubiertos ajenos, sueño
vacaciones y tengo pesadillas.
Debería haber hecho la prueba de francés, no
llego a tiempo, imponderables, fatiga, menudas gaviotas, una cerveza? Un deseo?
En el límite del bien. Quién sabe realmente? Gabriel, mi familia, mi carne,
Pilarín presente.
Siesta, vigilia, textito recién parido, comida
de sobras, la mejor.
Amplío horizontes cercanos. Esto sí es casa. No
sé la suerte que tengo. Sí sé. No quiero perderla.
Ahora vuelvo a la senda que me atiende como ser
humano, que no me desprecia.
Sí hay retorno, Quique. Otra cosa es que
hayamos aprendido lecciones, pero sobre tu lucidez abrazo la mía.
Cuántos viajes emprendimos con la brújula mirando al sur. Cuántos momentos que se perderán. Hago un esfuerzo, no quiero perderme nada de vuestra vida, retazos que absorbo y bebo a tragos largos. La vida nos va pasando y de vez en cuando hacemos balance, ponemos en común vida y gastronomía. Es tal vez el más telegráfico de mis mensajes, influido sin duda por Los armarios vacíos de Annie Ernaux.
Vivir el presente no era más que una
predicción certera como la muerte, como el sexo. Como un deseo apenas
satisfecho.
Imagen web
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada