Corazón coraza
Vivíamos
a dos calles de aquí y a un mundo de distancia.
Compartíamos
piso y aunque nuestras formas de vida eran muy distintas, un fin de semana de
Halloween decidimos pasarlo en Madrid. Nada, llegar a la pensión del Barrio de las Letras, cambiarnos de ropa y
salir a la noche a triunfar sin tiempo de pensar qué íbamos a hacer después.
A él y
a mí conocernos mejor fue lo que se nos ocurrió y nos salió bien. Tras el breve
descanso y ya entrada la mañana bromeamos sobre el 15M y algunas cosas más. Él
me dijo: si quieres trabajar aquí hay trabajo, pero no entraba en mis planes
mudarme a vivir a Madrid. Justo estaba saliendo de una etapa de mi vida
complicada, cómo no, y no estaba más que lamiendo mis heridas sin ningún tipo
de plan de futuro.
Salimos
a la calle; yo quería ducharme y cambiarme de ropa. De camino a la pensión pude
ver de cerca el exuberante jardín
vertical del Caixaforum y pasé sin darme cuenta por la puerta del Reina Sofía.
Cuando
nos duchamos por fin pude ver su rostro moreno que había estado cubierto todo
el tiempo por una celosa catrina.
Fotografía: archivo web
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