Médico y paciente
Han
congeniado y han llegado a un acuerdo tácito: el paciente no le llamará si no
es absolutamente necesario pues el médico tiene otros muchos pacientes que
atender en su loco horario de guardias imposibles.
En
sus encuentros se ponen al día de todo lo acontecido desde la última visita; a
veces el paciente, dejándose llevar por el ambiente distendido, quiere saber
más sobre el médico y este se escabulle con frases que él interpreta, desde el
farfullar, como un distanciamiento profesional riguroso y necesario. No hay
tiempo para silencios incómodos, tal es el grado de complicidad entre ellos.
Cada
vez que el paciente entra en la consulta el mundo entero se detiene porque la
vida de ambos está en ese momento en manos de los dos y el paciente siempre
hace que broten jazmines de la estilográfica del médico.
Fotografía: @Crisangu72
Balconades de Russafa
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