Hacer lo contrario

 

Se había pasado la noche de farra y al día siguiente tenía que dar un taller sobre Género y Desarrollo en La Florida Universitaria a cargo de la ONGD, desaparecida por los malosos, Acsud-Las Segovias.

Tenía el tiempo justo de pasar por casa para darse una ducha y cambiarse de ropa; escogió sus ajustados pantalones rojos (porque toda chica debe tener unos pantalones rojos) ya que iba a contar con un público adolescente que decían las malas lenguas, no gozaba de demasiada buena reputación.

Traía preparado un juego de rol prestado por una asociación amiga, era su as en la manga. Al terminar, ya en el bar, el profesor, presente durante el transcurso del taller, le preguntó en qué centro daba clase.

-No, yo soy de la No-Formal- Contestó, sin medir el efecto de sus palabras.

Años más tarde, bastantes años más tarde, tuvo la oportunidad de estudiar Magisterio, no como Escuela ya sino como Grado. Probó la experiencia, pero entre otras cosas, se dijo que aquel no era ya su tiempo; o para decirlo de otro modo: encontró a La Universidad perdida en sí misma, como aquel profesor que no entendía que por un instante sus alumn@s se quitaran la coraza de chic@s mal@s y prestaran atención a lo que allí se contaba.

Nota:

Nos aqueja el mismo mal en todas partes, allá dónde mires prevalece una falta absoluta de entendimiento como especie y yo, francamente, creo que la herida es de gravedad. Pero también creo en todos esos hombres y mujeres que ponen su empeño diariamente en aprender y en enseñar y en nadar contra la corriente de cieno que día tras día hay que sortear. Conozco sus nombres y sus rostros, permitidme que camine con ell@s en la larga noche del tiempo.



Fotografía: @Crisangu72

Un rincón de Coimbra.



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