Educación Infantil





Tenía la capacidad de abstraerse pero sabía también que podía distraerse con una mosca que pasara.

En el colegio donde trabajaba como conserje era famosa por su eficiencia y su capacidad de concentración. Era un ejercicio que todo el personal debía practicar si quería conservar la cordura; tant@s niñ@s a l@s que educar en un edificio tan antíguo y con los techos tan altos requería de la mayor de las vocaciones y la mayor de las disciplinas, por eso era fundamental que el personal docente y no docente estuviera en buena sintonía; para poder crear magia, para conseguir que tod@s aquell@s niñ@s olvidaran sus propios problemas y sintieran que en su cole pasaban cosas buenas. Eran, en su mayoría hijos de cien inmigraciones, del perpetuo cuarto mundo y del rencor de clase; así que allí había un trabajo que hacer.

Las maestras se afanaban en conseguir sus objetivos curriculares siquiera fuese testimonialmente; ella se propuso hacer habitable aquella cochambre heredada de las Escuelas Nacionales, sección niñas, Su madre había sido escolarizada allí cuando era pequeña, hasta que tuvo que dejarlo para ponerse a trabajar en donde no pedían buena caligrafía.

¿Y qué había cambiado? Varias Reformas Educativas, la regulación de la Educación Infantil, aunque sólo el Segundo Ciclo había sobrevivido a los desmanes de La Alcaldesa. Pero la dialéctica entre lo viejo y lo nuevo continuaba en cada aspecto de la vida educativa.

Las maestras se sucedían curso tras curso, las que podían seguir no querían y las que querían no podían. Ella, mientras tanto, continuaba con su labor que ya iba viendo sus frutos.

Cada inicio de curso era igual al anterior: los llantos de l@s pequeñ@s, el periodo de adaptación, la perplejidad de padres y madres, el esfuerzo sobrehumano por hacer que la cosa funcionase, las preciosas actividades de la Educación Infantil, la imaginación, la coordinación, la rutina, la experiencia que llevaba al final del curso.

No lloró el día que la despidieron, pensó en su abuelo que  a su misma edad ya había pasado una Guerra Civil y cumplía condena.

Pensó en las manos en las que quedaba la Educación y en que ahora costaría un poco más conseguir los objetivos.

Ahora sólo costará un poco más pero podrá hacerse.

Los patios volverán a llenarse con sus alocados gritos infantiles y con su implacable sentido de la justicia.




Fotografía: Carles Gisbert.
                    Bodega Valero.



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