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Eternamente Yolanda

Imatge
  Al entierro de mi primo Sergio vino Yolanda León; vino mucha gente, amig@s del instituto y de la vida, pero Yolanda había vivido con nosotr@s nuestra más tierna infancia en brazos de la Educación General Básica y habíamos sido compañer@s desde párvulos hasta las cercanías de la Secundaria. Yolanda era la que nos enseñaba a cantar en las primeras excursiones a la fábrica de yogures Danone en un polígono de Valencia, Ay picoleto, picoleto hijo de puta, y otras más igual de irreverentes en el trayecto que nos brindaba el autobús. También fue la que en el mes de Mayo, mes de María que madre nuestra es y a la que había que llevar flores en el altarcito que teníamos en clase, trajo un cactus que con el florecer de la primavera fue creciendo y adquiriendo unas determinadas proporciones que no reproduciré aquí. En el entierro me habló de una acampada y me preguntó ¿Te acuerdas? Yo no me acordaba pero dije que sí porque no tenía ganas de llevarle la contraria; y más que dudar de mi ...

Te lo digo en los posos

  Cojo la taza que ha adquirido la temperatura idónea, la dirijo hacia mi boca con la mano izquierda y doy un pequeño sorbo, tibio, dulce; noto como baja por mi tráquea y lentamente llega a mi estómago . La dejo reposar en la mesa. Doy dos sorbos seguidos esta vez y , de repente me entra prisa porque sé que si dejo pasar mucho tiempo la calidez del líquido desaparecerá y con ella esos sorbos de placer, pero no me apresuro, escucho a mi estómago que me dice que está listo para una ingesta más; por tercera y cuarta vez tomo a sorbos la infusión. Eructo –In sala- Todo está bien en este instante. Al regar las plantas he comprendido. Fotografía: @restot